Aunque la noche se siente más larga y oscura, siempre habrá un amanecer. Lo que sucede en Venezuela no es para siempre y el régimen de Nicolás Maduro tendrá que rendir cuentas, algún día, del daño que ha hecho a este pueblo noble. El caso del capitán de corbeta, hoy ascendido a capitán de fragata, Rafael Acosta Arévalo, estremeció hasta al presidente izquierdista de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Aunque el gobierno de México ha estado distante de la crisis humanitaria que vive Venezuela, fundamentado en el derecho de autodeterminación de los pueblos, en varias ocasiones varios de sus representantes han salido al ruedo para deplorar algunos actos de violación a los derechos humanos en el país.
El último, fue el asesinato de Acosta Arévalo. A través de un escueto comunicado de casi tres párrafos, firmado por AMLO, México lamentó el desenlace del capitán de fragata «quien falleció mientras se encontraba bajo custodia de autoridades venezolanas con aparentes signos de tortura», se lee.