El desespero de miles de latinoamericanos por huir de la crisis de cada país, es indescriptible. Peor aún cuando observamos cómo pierden sus vidas al tratar de llegar al destino más deseado: Estados Unidos. Óscar y Valeria Martínez, un salvadoreño y su hija de casi dos años, son las víctimas más recientes.
Ambos fueron encontrados muertos en las orillas del río Bravo que recorre el sur de Estados Unidos y norte de México. Los dos iban en busca del sueño americano. El cuerpo de la bebé estaba dentro de la camisa de su padre, y su brazo abrazaba el cuello de Óscar, de 25 años. Es una foto desgarradora que transmite dos cosas: el amor entre ambos por tener una vida mejor y el drama migratorio mundial que es imposible de ocultar.
Tania Vanessa Ávalor, madre de la niña, contó que su marido «se había metido con su hija a cruzar el río hasta Brownsville [en Texas, EE UU] y cuando regresó a cruzar a la mujer, la niña se aventó [arrojó] al agua. No sé si pensó que estaba jugando, pero cuando se la llevó la corriente les dijo adiós», cuenta al diario El País, de España, Julia Le Duc, una de las fotógrafas que presenció el operativo.
El Papa se pronunció
«El Papa está profundamente apenado por sus muertes, reza por ellos y por todos los migrantes que han perdido la vida tratando de escapar de la guerra y la miseria”, comunicó el Vaticano en una nota.