Tras haber llegado de regreso a Trinidad y Tobago, luego de una fallida deportación, los migrantes venezolanos contaron todo lo que vivieron en las 48 horas que estuvieron en altamar, reseñó Diario Primicia.
Le contó al periódico Newsday todo lo que vivieron en el bote una vez que llegaron a la zona de Iros.
Mojados y preocupados por su próximo movimiento varios contaron que no han dormido desde el domingo, cuando partieron en dos botes desde el puerto de Cedros.
Keren Gobin, de 17 años, dijo: “Anoche (lunes) llovió. Nos cernimos sobre los niños y tratamos de protegerlos con cuerpos. No teníamos mucha comida con nosotros"
Además de ello sufrieron picaduras de mosquito, los niños no paraban de llorar y los adultos estaban al borde de la desesperación, según relataron.
“Las olas eran ásperas. Podríamos habernos ahogado», agregó la venezolana quien agradeció a la jueza por anular la orden de deportación.
Más vivencias
El grupo que era de 25 personas con 16 menores de edad partieron en dos botes y uno de ellos comenzó a presentar problemas en el motor y a mitad del viaje dejó de funcionar.
Los que iban en el bote dañado tuvieron que pasarse al otro para tratar de llegar a Venezuela.
En algún momento del viaje tuvieron comunicación con familiares que les indicaron que podían volver al país, allí sueltan la otra embarcación para volver a la isla.
Mientras contaban lo sucedido no dejaban de llorar, publicó Newsday.
“Algunos niños tienen fiebre. Mírame, estoy temblando", decía en un clima lluvioso. “Vinimos en busca de mejoras”, dijo otro de los pasajeros.
“El capitán nos dejó aquí y se fue. Estamos felices de que un juez decidiera que quería que nos reunimos con ella sobre la deportación". Diario Primicia