Disturbios en el centro de Bogotá cerraron este domingo una jornada de perdón y reconciliación que organizó la alcaldesa Claudia López. Dicha actividad se montó con la idea de protestar pacíficamente contra la brutalidad policial. Acciones que dejaron al menos 10 personas muertas en la ciudad y tres más en la vecina Soacha.
Los desórdenes ocurrieron en la céntrica Plaza de Bolívar. Centenares de personas manifestaban contra la violencia policial y la muerte de Javier Ordóñez.
Cuando las personas estaban reunidas en la plaza aparecieron miembros del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad). Arrojaron bombas aturdidoras y gases lacrimógenos para dispersar a la muchedumbre, que corrió por entre las calles del centro, reseñó EFE
Actos de perdón y reconciliación
En mañana la Plaza de Bolívar fue el escenario en el que la alcaldesa pidió perdón y expresó sus condolencias a cada uno de los familiares de los muertos por la violencia de esta semana en Bogotá que asistieron al acto.
«Es función de las autoridades estatales evitar que estos hechos ocurran. Hoy también pedimos perdón porque esos hechos ocurrieron pese a todos los esfuerzos y a las claras instrucciones impartidas por la Alcaldía para que nunca se usen armas de fuego en las protestas ciudadanas en nuestra ciudad», dijo López tras abrazar a los familiares.
Además de la ceremonia de la Plaza de Bolívar, López lideró una jornada que tuvo un concierto por la reconciliación. Este se realizó en un parque ubicado detrás del incendiado Comando de Acción Inmediata (CAI) de la Policía en el barrio Verbenal, en el norte de la ciudad. El mismo finalizó con un cacerolazo y una velatón en honor a los fallecidos.
Allí se presentaron la Orquesta Filarmónica de Bogotá y la de la Policía para dar un mensaje de optimismo como decía un letrero gigante instalado en el borde de la tarima: «Bogotá se reconcilia. Verdad, justicia y reforma ya».
Luego la alcaldesa se sumó a la velatón en el Parque de Los Hippies, en el norte de Bogotá. Allí estuvo acompañada por tan solo un puñado de ciudadanos, y encabezó un cacerolazo que no tuvo tanta acogida como los realizados en noviembre pasado durante las protestas contra la política económica y social del Gobierno.
La muerte de Javier Ordóñez, reducido con exceso de fuerza y el uso prolongado de una pistola eléctrica Táser por dos agentes durante su arresto, ha sido el detonante de todas las protestas.