Más de 1,7 millones de venezolanos están radicados en Colombia producto de la crisis migratoria que inició en Venezuela hace varios años. Sin embargo, la pandemia de coronavirus afectó la situación económica del país neogranadino y algunos migrantes deben vivir en residencias que se pagan diariamente en Bogotá, ante la falta de fuentes de ingreso.
La Voz de América (VOA) entrevistó a la venezolana Elita García Salas, quien nunca imagino vivir en una residencia con piso de cemento, humedad y falta de tranquilidad. Cuando estaba en Venezuela, trabajaba como oficial jefe de la policía y abogada, pero la emergencia humanitaria provocó un giro inesperado en su vida.
“Me vine a Colombia por… la crisis que estamos pasando y, aunado a eso, los contantes problemas que uno enfrenta al no estar de acuerdo con las políticas de nuestro país”, explicó la mujer.
García se encuentra desempleada y atraviesa su séptimo mes de embarazo. Desde que llegó a Colombia mantuvo a sus dos hijos de 8 y 21 años de edad, y a su esposo, a partir de arreglarle las uñas a sus clientes, pero la pandemia de coronavirus provocó que perdiera su empleo.
En el edificio donde reside hay poca luz y las paredes parecen golpeadas por años, mientras que la humedad se puede sentir. Al entrar, se observa una sombría escalera que conduce a otros niveles, vidrios y puertas rotas.
¿Cómo es la habitación de estos venezolanos en Bogotá?
La habitación cuenta con un sofá desajustado, comedor, nevera, bicicleta y una improvisada repisa con elementos de aseo. Así es la sala principal. Por su parte, el baño está viejo, las paredes peladas y hay tres baldes para recoger el agua de una ducha eléctrica.
“El motivo de vivir en un pagadiario es por la razón de que muchas personas colombianas no nos quieren arrendar apartamento y, si los arriendan, nos piden una garantía y nadie nos va a servir de fiadores… porque muchos venezolanos han cometido delitos acá, han quedado mal y eso nos ha llevado a pagar más de lo que se debe en arriendo”, expone.
García paga 25.000 pesos diarios (casi 7 dólares) por la residencia, lo que hace un acumulado de 750.000 pesos mensuales (poco más de 200 dólares”. «No los vale, porque sí tú ves el establecimiento, no tiene piso, en unas malas condiciones y hay que cancelarlo porque no vamos a dormir en la calle con los niños”, narró.
Al igual que García, hay muchos otros venezolanos que perdieron su empleo y sus fuentes de ingreso. Por ende, algunos retornaron a Venezuela y otros están sobreviviendo el día a día.
En este contexto, el Gobierno de Iván Duque aprobó la creación de un Estatuto Temporal de Protección (ETP) para los migrantes venezolanos. En tal sentido, los 1,7 millones de venezolanos serán registrados y los más de 900.000 que están de una forma irregular podrán ser regularizados e integrarse a la sociedad colombiana.