Cuba atravesó este año una ola de manifestaciones sin precedentes, las cuales dejaron claro que los ciudadanos no están conformes con la situación actual. Este escenario ha creado un desafío significativo para el Partido Comunista.
Miguel Díaz-Canel llegó a la presidencia cubana en 2018, después de que Raúl Castro diera un paso al costado producto de su avanzada edad. Sin embargo, el legado castrista sigue inspirando el sistema económico y político de la isla, según un artículo de El Nuevo Herald.
A pesar de la presencia de los Castros en distintos elementos de la vida diaria, el pensamiento comunista parece que perdió su atractivo entre los más jóvenes. Las nuevas generaciones se han mostrado preocupadas en el presente y futuro de Cuba.

Díaz-Canel, en tal sentido, se enfrenta a nuevas amenazas como líder del gobierno y el Partido Comunista. La reaparición de nuevos actores y la mirada de un futuro de la Revolución Cucaba tras los Castros, originan un juego por los cargos más altos de gobierno.
LAGE Y RODRÍGUEZ
Carlos Lage Dávila, exvicepresidente de Cuba y reformador durante los 90, tras la caída de la Unión Soviética, volvió del olvido. El dirigente criticó en privado a los Castro en 2009 y fue calificado por Fidel como “indigno”, por lo que fue apartado de la vida pública.
Sin embargo, el 15 de octubre fue publicado un video para celebrar el 70 cumpleaño de Lage, en el que muestra como un hombre de familia, un revolucionario y una figura política. Pero lo que destacó más fue la promoción de reformas para mantener viva la revolución y un estilo de campaña electoral.
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Por su parte, el general del ejército Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, ha ganado control sobre la economía cubana. El militar es el presidente del Grupo de Administración Empresarial, SA (Gaesa), una organización empresarial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Rodríguez consiguió un puesto en el parlamento y, al igual que Lage, sería una de las principales cartas para un cambio de poder en Cuba. No obstante, activistas opositores consideran que ninguna de las dos opciones daría pie a una transición democrática en la isla caribeña.