La soledad, incertidumbre y las voces inquietas de otros residentes son los acompañantes para una noche en Centro Médico Docente de Cardiología en Maracay. Una institución que "lo tenía todo hasta que le pusieron el bolivariano", según relata uno de sus vigilantes.
En la crónica publicada por Infobae, se relata como el deteriorado sistema de salud del país afecta no solo a quienes se ven en la necesidad de usarlo, sino también a familiares y allegados que se ven imposibilitados de hacer más por sus seres queridos.
Una abuela de 87 años sufrió un infarto y fue trasladada al hospital donde lo único que tienen son a los médicos, todo lo demás debe ser adquirido por fuera.
Al llegar la madrugada el silencio se vuelve más ensordecedor, los murmullos y el miedo de que ocurra un apagón, algo que determine si el corazón de una mujer que ha disfrutado a plenitud de su vida deje de latir de una buena vez.
"La abuela llegó a este mundo cuando Juan Vicente Gómez gobernaba a placer. Gomecismo en pleno. Luego, también sufrió la pura y dura dictadura de Marcos Pérez Jiménez, se gozó los años de la democracia en los que se casó, viajó, conoció, vio nietos y bisnietos", citaba la crónica que describe los últimos momentos de vida de una mujer víctima de un sistema fallido.
Al amanecer, cuando todo parecía más tranquilo, se reanudan el día a día del hospital, con enfermeras, vigilantes y visitantes entrando y saliendo.
Sin embargo, ese corazón de 87 de años no resistió y se paralizó a las 10 de las mañana, poniéndole un nuevo ritmo a toda una familia que debe movilizarse para resolver todo el papeleo del entierro.
Así, en tan solo 24 horas cambió la realidad de hermanos, nietos, sobrinos, hermanos, todos afectados por partida de un ser querido que no pudo más en contra de un régimen al cual no le interesa ni el bienestar ni la salud de nadie.