Un tuit escrito a la carrera en medio de una rueda de prensa sobre la Cuenta Verde de Banesco muestra las filias y fobias que las cuentas en dólares generan en Venezuela.
Banesco inicia transacciones con cuentas en divisas en Venezuela.
Esto cambia el juego.— Pedro García Otero (@pedrogarciao) October 1, 2020
Y aunque Banesco es ya el banco número 15 que entra a ese mercado, su tamaño (es el banco más grande del sistema, y el que concentra mayor cantidad de medios de pago) “cambia el juego”, que era lo que quería decir el tuit: popularizará enormemente las cuentas en dólares, porque las pondrá al alcance de una cartera potencial de (en principio) 6 millones de clientes.
Por supuesto, la mayoría de los comentarios eran negativos o por lo menos suspicaces, no hacia Banesco, sino hacia el Estado venezolano o más bien hacia el régimen de Nicolás Maduro, que es el que ha permitido que se abran cuentas en dólares.
El temor generalizado es que cuando Maduro se viera apretado o las cuentas en dólares hayan engordado lo suficiente, pondrán un corralito.
Otros señalaban que estamos muy lejos de tener cuentas “reales” con capacidad de intercambiar divisas con bancos del exterior; otros, menos informados, pensaban que te iban a devolver bolívares a tasa de cambio del día, o incluso algunos preguntaban si Banesco seguía intervenido (la intervención cesó el 1 de marzo de 2019 y nunca fue tal, en realidad).
La dolarización de la banca a pasos agigantados, sin embargo, es un hecho. Como la dolarización de la sociedad venezolana, a trompicones y en forma desordenada, de la peor manera, como todo lo que hace el chavismo.
Sin embargo, cada paso ganado por la dolarización es una posibilidad menos para Maduro, y para los que vengan después, de quitarnos el dinero de nuestros bolsillos.
El régimen que aúpa la dolarización y no está viendo eso, no entiende que cada dólar que ingresa a la economía alienta la democratización así quienes lo manejen sean ellos mismos.
Cuentas en dólares: primer paso de un largo camino
Por supuesto, como sostienen muchos ciudadanos, en Venezuela no se ha liberalizado el control de cambio.
Por eso, las cuentas en dólares no pueden transferir recursos al exterior. Les cuesta un mundo también recibirlos porque las sanciones han afectado, y mucho, la actividad de los bancos venezolanos con bancos corresponsales.
No es menos cierto que las cuentas en dólares están autorizadas por la Superintendencia de Bancos, pero no hay una legislación que las proteja, ni mucho menos.
En esto ha operado un laissez faire completamente discrecional por parte de las autoridades del chavismo.
Esto es un riesgo adicional, como también el hecho de que para ellas no rige el Fondo de Garantía de Depósitos.
Agrego más: en este momento no hay una cámara de compensación en divisas, por lo cual usted no puede transferir entre cuentas en dólares.
Se acabó el «tienes que redondear» en el comercio
Sin embargo, abrir una cuenta en dólares tiene una serie evidente de ventajas.
La primera de ellas es que elimina el riesgo inherente al efectivo. Es tan obvia que ni siquiera hay que profundizar.
La segunda, que todos hemos vivido, es que se acaba el problema de los billetes de baja denominación en dólares, así como el de la moneda fraccionaria (que es en realidad para lo que ha quedado el bolívar).
La tercera, es que restituye el poder de pago de las cuentas bancarias. Con cuentas llenas de ceros en bolívares pero completamente vacías en poder adquisitivo, el monto de las transacciones había caído a niveles bajísimos.
Esto también representa un perjuicio a la economía, cuyo crecimiento se alimenta del monto (real) de circulante y a la velocidad que rota ese circulante.
El círculo virtuoso
Alguien alegaba que no es cierto que Venezuela esté en un proceso de dolarización, que para eso se necesitaba que el Estado expresara sus cuentas en dólares y le pagara a los empleados públicos y jubilados y pensionados en esa divisa.
Uno podría argumentar que si 70% de las transacciones ya se hacen en dólares, como afirma Ecoanalítica, la economía ya está dolarizada. Hace cinco años, apenas se transaban en divisas las viviendas; mañana sábado, Radio Comunidad invita a un foro que habla de la dolarización… del pago de condominio.
Por eso, que ya haya 15 bancos con cuentas en dólares lleva, forzosamente, a que el sistema bancario vaya dolarizándose. Los créditos comerciales, por ejemplo, ya están dolarizados de facto desde marzo.
El próximo paso obvio sería una cámara de compensación entre esos bancos. Y más allá, el intercambio con bancos del exterior, y el cese del control de cambios en la práctica.
Como digo, es muy difícil que esos pasos se desanden.
En Ecuador y El Salvador, por ejemplo, la dolarización tiene más de 90% de apoyo popular.
Y si Rafael Correa no destruyó a Ecuador como Chávez lo hizo con Venezuela, es porque existía la dolarización, contra la cual clamaba todas las semanas en sus “sabatinas”.
Es muy difícil revertir algo que tiene 90% de popularidad, más cuando el régimen tiene 10%.
Lo cual nos lleva al tema de fondo, que es que para que esto se aplique con confianza, se necesita otro régimen político.
Pero la dolarización nos pone más cerca, y no más lejos, de eso, en mi opinión.