En la casa de los Arias Leal hay una líder que con su silla de ruedas anda de arriba abajo cocinando, lavando platos e intentando hacer lo que pueda. Esta familia forma parte de un grupo de, al menos, 14 que viven en La Batalla, al oeste de la ciudad de Barquisimeto, en Lara, integradas por personas con discapacidad.
En ese sentido, esta comunidad, debido a la crisis económica del país y a la pandemia por COVID-19, han vivido la cara más cruel de la vida, publicó en una nota el portal web La Prensa de Lara.
Sandra, con gorra, zarcillos y con una bata hogareña, se mueve con fuerza de un lado a otro; sus pies deformados por la anomalía llamada “pie equino”, la cual la frena muy poco. Quizá no tanto como la pobreza en la que vive ella con sus tres hijas; dos que también sufren este padecimiento y una que se encarga de cuidarlas.
"Mi mayor deseo es tener una cama digna y una silla de ruedas funcional para mis hijas, porque las que tenemos están viejas. No tenemos dinero para cambiarlas, ni contamos con ayuda económica de nadie. Tampoco podemos trabajar", dijo.
Asimismo, Sandra vive en dos cuartos, un baño y un patio con más tierra que áreas verdes. Cada pared y rincón, un espejo de la crisis del país. Las sillas de ruedas de ella y sus muchachas, con su óxido, remiendos y arreglos improvisados también dejan ver el terrible pasar del tiempo.
Tres colchones desgastados es el único objeto para descansar. En uno de ellos duerme Sandra con su hija María Alejandra; Maribel, además del pie equino, sufre de trastorno mental en una cama clínica de condiciones deplorables; y Luisana duerme en otra cama y es la encargada de hacer las mayores responsabilidades del hogar.
Todas la integrantes de la familia piden una ayuda y no precisamente para tratar sus pies equinos, sino para alimentarse. Dependen de una bolsa de comida que cada dos o tres meses les otorga el Comité Local de Abastecimiento y Producción (Clap) de La Batalla.