En octubre de 2018, el comedor universitario de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador en Maracay cerró sus puertas. Allí se beneficiaban con dos comidas diarias, 1445 estudiantes.
Los costos para mantener el servicio se elevaron en demasía y la Upel apenas seguía recibiendo en el presupuesto, 60 bolívares por plato, cifra irrisoria para cubrir los gastos de elaboración.
El director decano de la Upel, Eladio Gideon, explica además, que los recursos previstos por la Opsu para cubrir los insumos, dejaron de llegar a la institución y ya la Upel no pudo sostener este servicio que hoy resienten los pocos estudiantes que aún quedan en sus aulas.
«Es ahora, en junio, cuando apenas están reembolsando el presupuesto correspondiente al mes de febrero y no hemos recibido más los insumos», apuntó.
Eso ha obligado a que los estudiantes, deban proveerse su desayuno y almuerzo; dos comidas que no pueden costearse la mayoría.
«Las miserables becas que otorga el ministerio de educación superior, de apenas 1200 bolívares mensuales, no le alcanza a un estudiante ni siquiera para un café», denunció el profesor de postgrado en Educación Física, Jesús Elorza.
La Upel, formadora de los docentes del país, mantuvo en su mejor momento, una matrícula que superaba los cuatro mil estudiantes. Hoy, menos de dos mil estudiantes acuden a sus aulas, pero con sumo sacrificio.
Valentín Hernández cursa la carrera de Lenguas extranjeras. Cuenta que cuando el comedor universitario funcionaba, muchos estudiantes, incluyéndolo, se beneficiaban. Ahora, además del costo del transporte, debe sufragar la alimentación que generalmente lleva de su casa.
Katiana Ceballos, admite que el comedor era una alternativa para su alimentación. Ahora, debe esperar terminar su jornada académica para llegar a su casa y comer.
El comedor de la Upel Maracay fue inaugurado en 1999 y desde entonces ha atravesado por cierres temporales. Este último ha sido el más largo, pues ni siquiera cuando en mayo del 2017, efectivos de la Guardia Nacional dispararon a mansalva a estudiantes que se disponían a entrar al comedor, su inoperatividad había sido total. De hecho, luego de aquel suceso en donde 5 estudiantes resultaron heridos, el comedor reabrió sus puertas.
Actualmente, todavía quedan rastros del ataque, mientras un mobiliario en perfecto estado, se lo comen las telarañas.
Gregoria Díaz @churuguara