La protesta de este miércoles en la plaza Los Palos Grandes tuvo algo distinto al resto: estaba llena de nostalgia mezclada con esperanza. La familia de Juan Requesens se reunió con la sociedad civil en este lugar. Junto a dirigentes políticos y parlamentarios exigieron una vez más la liberación del diputado.
Este 7 de agosto Requesens cumplió 365 días injustamente detenido. Hace un año funcionarios del Sebin se lo llevaron a la fuerza junto a su hermana Rafaela Requesens. Rafaela fue liberada poco tiempo después, pero Juan aún no corre con la misma suerte.
Bajo un sol inclemente había distintos focos de entrevista en la plaza. Por un lado Rafaela hablaba, en otro lugar estaba Juan Guillermo (su padre). Entre la gente estaba el foco más sensible: la esposa del diputado Juan Requesens y sus dos hijos.
Los niños creen que su papá está trabajando en una misión secreta, contó Rafaela. En la plaza jugaban y sonreían ajenos a la realidad: su padre fue secuestrado y humillado por el régimen de Nicolás Maduro. Todavía son demasiado pequeños para entender una situación de esa magnitud. Algún día, en libertad, su papá podrá contarles como venció las fechorías del chavismo. Será, por supuesto, el superhéroe de ellos.
Las lágrimas
Paula Martínez, la madre del parlamentario detenido, no está acostumbrada a hablar en público. Prefiere dejarle esa tarea a su hija Rafaela y a su esposo Juan Guillermo, pero hoy se atrevió a decir unas palabras. Casi rompe en llanto; valientemente contuvo las lágrimas y concluyó: “Venezuela es muy bonita y no la podemos perder”.
Más tarde una ovación recibió a Henrique Capriles Radonski, quien por varios años fue la principal esperanza de cambio en Venezuela. “Este es el verdadero presidente de Venezuela. Él ganó las elecciones…” decía con convicción una señora a mi lado. "Bueno, también está el presidente encargado. Pero ustedes entienden", corrigió en voz baja. Mientras tanto, Capriles recordaba su tiempo en prisión; un año en la cárcel es mucho más lento y difícil que un año libre.
Antes de darle la palabra al presidente (E) Juan Guaidó, Rafaela Requesens leyó una carta para su hermano. Fueron muchas las veces que su voz se quebró, no es fácil tener a su hermano mayor tras las rejas. Le tocó crecer más rápido y asumir tareas que él hacía. "Mamá es la única con la capacidad de organizar todo para que no te falte nada", dijo. Diariamente la señora Paula lleva a El Helicoide desayuno, almuerzo, cena, y lo necesario a su hijo.
Durante su discurso, Guaidó admitió que esa carta "le aguó el guarapo", como decimos los venezolanos. El presidente (E) es la figura en la que todos confían para hacer lo que sea necesario por un cambio en Venezuela. Pero hoy, muchos salieron, lloraron y aplaudieron por otro Juan: el valiente Requesens.