Venezuela no cuenta con plataformas en búsqueda de yacimientos petrolíferos, dado que están abandonados o emitiendo gases tóxicos sobre las ciudades. Estos pozos que algunas explotaron, una de las mayores reservas de crudo del mundo, están inactivos por primera vez en más de un siglo.
Así lo alertó un reportaje de The New York Times, el cual precisó que también las refinerías están paralizadas y procesan apenas miles de barriles diarios. Las impresionantes instalaciones de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), que refinaban millones de barriles diariamente, ahora gotean crudo en las costas venezolanas y han generado desastres ecológicos.
Además, la escasez de gasolina ha generado kilométricas colas en las estaciones de servicio, lo que indica el severo estado del sector petrolero. Risa Grais-Targow, analista de Eurasia Group, una consultora de riesgo político, expuso que la industria venezolana se ha detenido casi por completo, marcando el final de una era.
“Los días de Venezuela como un petroestado se acabaron”, dijo.
Venezuela recibió hasta 90.000 millones de dólares anualmente por sus exportaciones de petróleo, pero se estima que este año los ingresos sean de 2.300 millones. Esta cifra es menor a la cantidad de dinero proveniente de las remesas que envían los incontables venezolanos que huyeron de la crisis económica que se estableció en el país bajo el régimen de Nicolás Maduro.
Producción de Venezuela es la más baja en casi un siglo
Las estrictas sanciones de Estados Unidos en contra del régimen espantaron a la mayoría de las compañías petroleras que querían comprar crudo. Incluso, las empresas no desean perforar el suelo criollo, pero la situación podría ser peor, según David Voght, director de IPD Latin America, consultora petrolera.
“Sin perforación, sin empresas de servicios y sin dinero, es muy difícil mantener incluso los niveles actuales de producción (…) Si la situación política en el país no cambia, podría llegar a cero”, subrayó.
El agravamiento de la crisis de la gasolina provocó el estallido de decenas de protestas diarias donde los venezolanos exigen ser surtidos. Los envíos periódicos de combustible iraní han buscado hacer frente a la situación, pero todavía no logra abastecer al parque automotor venezolano.
En Caracas, el régimen busca crear una especie de normalidad al enviar más gasolina iraní, pero igualmente deben hacer largas colas por horas. Sin embargo, en el interior del país, los ciudadanos denuncian que deben pasar semanas en las estaciones de servicio, por lo que han desafiado al confinamiento de la pandemia para protestar por unos litros de combustible.