No hubo otra opción. Las evaluaciones fueron suspendidas en la Universidad de Carabobo debido a que solo tres unidades de transporte de la institución están operativas de un total de 83. El resto, 96% de los autobuses, está paralizado, muchas por falta de repuestos y lubricantes, otras aún podrían circular, pero representan un riesgo muy grande para los estudiantes al estar en precarias condiciones.
Con cauchos lisos y agrietados, seis unidades que estaban en funcionamiento fueron estacionadas. "La decisión se tomó porque son más de cuatro mil alumnos que se movilizaban en ellos que exponían su integridad física porque tienen severas deficiencias en materia de cauchos, que podían ocasionar un accidente en cualquier momento, algunos tienen la banda de rodamiento por salirse", aseguró el presidente de la Federación de Centros Universitarios (FCU), Marlon Díaz.
Solo tres mil bolívares al mes es lo que recibe la casa de estudios para el mantenimiento del servicio, un monto que nunca fue ajustado desde la última reconversión monetaria. Recientemente, desde el ministerio de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología del régimen de Maduro se aprobaron 49 millones de bolívares que son insuficientes. "Con eso se logrará reparar solo ocho autobuses, y la verdad es que se requiere la reactivación de todo el parque vehicular".
A eso se suma que el gobernador Rafael Lacava no ha cumplido con la promesa de dotar a la institución de 10 TransDráculas, que solo se vieron por el campus Bárbula durante la campaña electoral de la FCU de la militante del Partido Socialista Unido de Venezuela, Jessika Bello.
Pero ese no es el único problema que enfrenta la UC actualmente. Desde hace más de cinco meses no cuentan con el servicio de comedor y no han tenido respuesta que brinde soluciones. "Son más de cinco mil estudiantes que diariamente hacían uso del comedor universitario, y muchos solo asistían cuando el comedor estaba abierto pero no hemos recibido insumos por un tema político que afecta a toda la comunidad ucista.
La delincuencia es un factor que se mantiene latente en la casa de estudios. Hace unos días fue desvalijada la Facultad de Ciencias de la Salud, que ya no cuenta con los 17 pabellones para las prácticas, sino con el área básica, debido a que muchos de los equipos fueron hurtados.
Todo esto ha traído como consecuencia que la deserción estudiantil que se calculaba en 30% desde 2017, se haya incrementado en 45%. "Pero esta es una cifra que puede ser mayor porque hay muchos estudiantes que se inscriben y nos asisten porque no hay transporte para movilizarse ni comida para aguantar la jornada".