María Milagros Pérez se ríe, pero no está contenta. Lo hace con sarcasmo e impotencia al relatar que con los 47 mil bolívares quincenales que recibe como docente dependiente de la administración del gobernador de Carabobo, Rafael Lacava, solo puede comprar tres kilos de la cesta básica.
También tiene rabia. Mucha. Cuando decidió estudiar educación lo hizo para ser independiente y una profesional capacitada. "Y resulta que la mayoría somos unas mantenidas de nuestros maridos".
Es un drama que intentan resolver realizando otras labores. Algunas dan tareas dirigidas en las tardes, venden dulces o empanadas en sus casas. Otras, como María Milagros, han transformado su hobby en la actividad económica que complementa los precarios salarios. "Ahora me dedico a la costura, era algo que hacía solo porque me gustaba y se ha convertido en lo que me da de comer".
A esto se suma el incumplimiento en el pago del bono vacacional y la quincena más reciente a cerca de 300 docentes por una supuesta falla en el sistema. "Eso es lo único que nos han dicho, y que nos harán el depósito en dos semanas, y cuando eso pase el dinero estará devaluado".
Milagros Palencia tiene 21 años de servicio, es docente licenciada tipo 5 y recibirá 273 mil bolívares de bono vacacional. En años anteriores ella, y el resto de las maestras, esperaban el pago de ese beneficio para comprar productos de línea blanca y remodelar sus casas, ahora solo les alcanza para "hacer un mercado, cuando mucho".
En total son ocho mil los docentes de Carabobo que padecen las precariedades de salarios insuficientes y condiciones laborales que han obligado a muchos a renunciar e irse del país. "Todos los meses nos enteramos que se van varios. Es muy triste. Los que quedamos seguimos en las aulas solo por vocación".