Si bien transcurrieron tres días desde la masacre en San Félix, sin ningún pronunciamiento y versión oficial, son los ciudadanos que hacen vida en los mercados populares de Ciudad Guayana los que aseguraron que el crimen está relacionado al enfrentamiento entre bandas armadas que se disputan el control de estas zonas comerciales.
Hay quienes se han preguntado cuál es el atractivo de controlar un mercado popular. Con el auge de la actividad minera, que ya no es exclusiva de los sectores al sur del estado Bolívar, sino que emigró a la urbe, también ha tomado fuerza que los llamados “colectivos” se apoderen de los mercados y zonas de actividad comercial para cobrar “vacunas” a los comerciantes.
Esta práctica viene precisamente de los municipios del sur, en poblados como Tumeremo, Guasipati y El Callao. Los comerciantes deben pagar una comisión al grupo irregular armado, como una especie de alquiler sin ley, cuya negativa no solo sería un atentado al establecimiento donde opere, los extorsionados temen por sus vida.
Es así como estas bandas se han venido lucrando y tomando espacio, principalmente en San Félix, en el caso del municipio Caroní.
Con ello han venido los enfrentamientos y asesinatos a plena luz del día, en la calle, con el concurrido transitar de compradores, donde todos están expuestos por estar en el lugar y momento equivocado.
Poco más de un mes había transcurrido cuando en pleno centro de San Félix también se dio una balacera con al menos dos asesinados. Testigos afirmaron que se trató de un enfrentamiento entre bandas armadas.
A mediados de enero, unos 20 comercios del mercado municipal de San Félix fueron destruidos y algunos incendiados. Los afectados atribuyeron el ataque al Tren de Guayana. Al menos tres grupos irregulares se disputan el lugar. Estos operan en los sectores Vista al Sol y La Grúa.
Invasión de compra/venta de oro
El apoderarse de los mercados igualmente permite un mayor control para la compra y venta de oro. En Puerto Ordaz, por lo menos dos centros comerciales han sido ocupados por estos vendedores.
“Cada vez que entro a Macro Centro I (Centro Comercial Ciudad Alta Vista) es una zozobra. Lo que escuchas es ‘oro, oro, oro, dólares en efectivo, por transferencia’. Y no son dos, tres o cuatro personas, es que hay como 20 en el mismo sitio, y uno sabe que están armados, que en cualquier momento pasa algo”, comentó una transeúnte que prefirió no identificarse.
Hasta el año pasado, el sitio exclusiva era una feria frente al Centro Comercial Mamy, en Puerto Ordaz, hasta que una madrugada fueron desalojados y desinstalados todos los locales, incluyendo los de venta de CD y películas piratas, y de ropa y calzado.
En el C. C. Mamy todavía operan algunos. Todo sucede bajo pleno conocimiento y permisividad del gobernador Justo Noguera Pietri y el alcalde Tito Oviedo.