Por Andrés Velásquez
Transcurridos apenas los primeros días del año, la dictadura ratifica su condición tiránica y cruel, y cómo el 2021 será un año en el que ni siquiera simulaciones como la bufa rendición de cuentas hechas por el dictador y aplaudida por sus cómplices (en un acto de burla total hacia los venezolanos) podrán esconder, ocultar o desaparecer, la represión, la violencia o las persecuciones contra todo el que piense distinto o se atreva a desafiar al dictador y a su pandilla.
Esta semana en un acto ilegal, ilegítimo de origen y de desempeño el dictador habló por ejemplo de bajos niveles de pobreza, en una muestra de caradurismo que no puede ser calificado sino de INACEPTABLE, porque ¿quién ha visto que dictador rinde cuentas? ¿cuentas de un poder que usurpa?, cuentas en un país demolido y expropiado por la misma dictadura usurpadora que, en su “simulación de rendición de cuentas” no habló de la quiebra del país, de la corrupción que alcanzó en todos los niveles cifras récords y que mantienen a buena parte de los venezolanos, muriendo de hambre, comiendo de la basura o en el mejor de los casos, comiendo una sola vez al día, y comiendo mal.
Al mismo tiempo, casi al unísono con hechos abominables y perversos, el régimen dio rienda suelta a la violencia de sus órganos represores en contra de una población desasistida, vulnerable y devastada por cuenta también de la dictadura y sus mal llamados controles, lo ocurrido en La Vega, calificado por todos los activistas de DDHH como masacre, puso a la FAES de vuelta a la cabeza de supuestas acciones policiales que por sus características violentas y rodeadas de impunidad dejan -solo en este caso- saldo de 23 personas asesinadas, pero de eso, no rinde cuentas el dictador.
En paralelo, y como si de un telón de fondo se tratara, también el régimen con su violencia institucionalizada como norma, arremetió contra varios medios de comunicación: la señal del canal VPI, fue sacada del aire, sus equipos incautados (robados), más de 100 trabajadores de la prensa fueron dejados en la calle desempleados, solo por hacer su trabajo: informar.
Tal cual, Efecto Cocuyo, El Pitazo, Panorama, Caraota Digital, también fueron asediados por órganos represivos y por el Seniat, que actúa como sensor de medios con aperturas de procedimientos administrativos irregulares que solo buscan generar miedo y autocensura en la prensa libre. Simultáneamente activistas y varias ONG de DDHH que actúan en el país fueron duramente atacados y hasta detenidos por el régimen, pero tampoco de esto, rinde cuenta el dictador.
Ante este panorama, ¿qué podemos esperar de ahora en más? cómo no alertar y hacer un llamado a todos los sectores democráticos del país a que actuemos en bloque, con unidad de propósito, pero también corrigiendo con urgencia los desaciertos, el sectarismo y el engatillamiento de la conducción política que requiere y demanda de todos esta crisis compleja que atraviesa el país.
Es momento de actuar sin complejos y hacer los ajustes que tengan que hacerse, dejando atrás las incoherencias, los malentendidos y los desacuerdos, actuando oportunamente –como demanda esta crisis compleja- y no atrasar ni demorar el paso, de manera tal que podamos anticipar eventos, prever escenarios y actuar asertivamente, solo así lograremos ser eficaces frente a esta dictadura y este cóctel mortal que han aplicado como una clarísima señal de su empeño en imponer para siempre un régimen totalitario, tiránico sin vuelta de hoja, ya la dictadura no disimula, y ante esto, es imperativo actuar, marcar camino, orientar, retomar la conducción política urgente, sin ínfulas hegemónicas ni agendas particulares, con el mayor sentido de amplitud y unidad política, y así retomar la lucha para restablecer la democracia, recuperar la libertad y reconstruir el país.
De esta manera enviaremos un mensaje alto y claro: si se meten con uno, nos encontrarán a todos luchando, remando en una misma dirección y resteados porque los tiempos de violencia, mentiras y censura, impuestas a sangre y fuego, tienen que parar y llegarán los tiempos para que el dictador “rinda cuentas”: ante LA JUSTICIA.
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