Jofrana González
Periodista
Octubre es el mes decisivo para Argentina, cuando se juega su regreso a la izquierda o el continuismo de la derecha que, después de tres periodos presidenciales consecutivos, se alzó de nuevo con el bastón presidencial en la Casa Rosada.
Macri no ha tenido una presidencia de simpatías y tampoco le ha ido bien económicamente. Tiene un país relativamente estabilizado por el préstamo milmillonario que logró con el FMI y que la izquierda jamás habría insinuado tan siquiera, por seguirle los pasos a esa política de no acudir a las instancias “imperialistas” para auxiliar económicamente su territorio.
Malestares con sectores sindicales y aumento de tarifas eléctricas y otros servicios públicos marcaron el inicio del periodo Macri, pero también es un trecho por el cual debía pasar, según Macri, para salir de la era populista que arropó a Argentina durante tanto tiempo.
Los opositores no paran de criticar ese financiamiento histórico que logró con el FMI, pero Macri se ha encargado de insistir en que, de no tener el respaldo de los principales líderes del mundo, no lo habría logrado. Todo apuntado y esperanzado a que el continuismo de su gestión es el camino a transitar para afianzar sus política económicas.
La campaña en Argentina está marcada de manera muy tajante por el pasado político de ese país, una sombra que la expresidenta Cristina Fernández se ha encargado de llevar muy bien. Se ha hecho sentir, Cristina, no solo por su crítica, sino como senadora, como investigada por escándalos de corrupción y ahora por querer volver al Ejecutivo, pero como la fórmula vicepresidencial de la oposición.
Argentina es uno de los países más importantes de la región y políticamente uno de los que marca el rumbo. Desde la campaña a la presidencia actual, Macri se empeñó en el tema de Venezuela y ha sido una voz cantante para la crisis, la recuperación de la democracia y el respeto por los DD. HH. Insiste además en que para este segundo mandato, evitar llegar a ser como Venezuela es una meta de la campaña. “Los argentinos tenemos la ultima oportunidad de convertirnos en el país que soñamos o volver al pasado para ir directamente a ser Venezuela. Vos decidís qué Argentina querés", ha dicho. Y en otros actos también ha dicho que se podrían perder 25 años y retroceder y caer en lo que es Venezuela hoy por hoy, si no se elige bien en octubre próximo. Frases como estas han marcado el rumbo de su campaña y le abanderan parte de su discurso.
A Macri no solo lo acompañan muchos de sus seguidores en esa perspectiva, sino que países aliados como Brasil con Jair Bolsonaro, y Colombia con Iván Duque han sido claros en apoyar la reelección para evitar, según sus propias palabras, que “haya una segunda Venezuela en la región”.
La “No Venezuela” pudiera entonces ser el lema de Macri para octubre, pues tanto es el temor de que la historia se repita que los líderes del Cono Sur insisten en comparar para evitar.
A Macri el camino no le será fácil, sin duda, pues el kirchnerismo aún se siente en los rincones de una población que vivió muchos años bajo las comodidades del Estado y bajo el paraguas de la izquierda populista que no gusta mucho por estos tiempos.