Por la Dra. Carmen Mantellini
Las cervicitis corresponden a inflamación del cuello uterino, que puede ser aguda o crónica, y que rara vez da síntomas. Por lo general se detectan en la consulta ginecológica cuando la paciente va a control.
En la evaluación, posterior a la colocación del espéculo, evidenciamos que el cuello uterino está rojo, con un exudado verde purulento y en algunos otros casos el cuello luce sano, pero sangra en la toma de la muestra para citología, lo que nos orienta a que estamos ante la presencia de cervicitis.
Las causas las podemos agrupar en infecciosas, irritativas e inespecíficas, y sus síntomas, cuando los dan, suelen ser flujo genital amarillento, no fétido, dolor durante las relaciones sexuales y/o sangrado en el momento de las relaciones y ardor al orinar posterior a las mimas, que puede ser confundido con una cistitis o infección urinaria baja.
Entre las causas infecciosas las más frecuentes son por bacterias de transmisión sexual, como chlamydia y neisseria, por lo que en la mayoría de los casos, indicamos tratamiento empírico, esto es, sin pruebas diagnósticas previas, a la paciente y también a su pareja, si la hubiere. Cuando está disponible, tomamos muestra por hisopado de la secreción que deja la cervicitis para estudio genético y así determinar el germen que la produce.
La cervicitis no tratada puede complicarse y provocar una infección de tejidos más profundos que puede comprometer a futuro la fertilidad de la paciente que la padece, de ahí que aún sin pruebas disponibles, iniciamos tratamiento y seguimiento posterior al mismo.
En casos menos comunes pueden estar asociadas a infección por el virus de herpes, y si bien el virus de papiloma humano (vph) no las produce, su presencia puede facilitar la infección persistente y la progresión a lesiones premalignas.
Otras causas menos frecuentes son las irritativas secundarias al uso de sustancias químicas como espermicidas, lubricantes sobre todo los que contienen colorantes y fragancias.
El uso de preservativos de látex, por lo que debemos preguntar si ha habido exposición a estas sustancias y evitarlas, sobre todo en pacientes que no mejoran con el tratamiento médico.
En otras pacientes las causas no logran identificarse, ni utilizando pruebas genéticas, y en las cuales nos queda usar técnicas de cauterización bien sea con nitrato de plata, láser o electrocirugía a fin de forzar, por así decirlo, la cicatrización y la resolución de la inflamación, siempre y cuando hayamos descartado una enfermedad maligna oculta.
En resumen, las cervicitis suelen ser asintomáticas y requieren la consulta ginecológica para su diagnóstico, tratamiento y la evaluación de control a fin de garantizar que se haya resuelto. La cervicitis crónica es un factor de progresión en las infecciones persistentes por vph y pueden enmascarar una enfermedad maligna.
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