Hace menos de un mes, Yaracuy quedó conmocionado por los efectos del llamado «licor de muerte lenta». Esta bebida artesanal se cobró la vida de 11 personas en Chivacoa. Desde entonces, autoridades sanitarias iniciaron una intensa investigación para esclarecer el caso.
Después de varias pruebas a la bebida, determinaron que no solo contenía metanol, sino también restos de gasolina.
Los expertos concluyeron que los envases en donde prepararon la bebida tenían restos del carburante. Como resultado, la bebida se infectó con este combustible, lo que ocasionó grave daño en el organismo de todo aquel que lo consumía.
El análisis arrojó que el «licor de muerte lenta» tenía 24.5 grados de etanol y 40 mil partes por millón de metanol. Estos componentes son altamente tóxicos para el consumo humano, reseñó Notitarde.
Sin embargo, medios locales señalaron que aún los resultados no son concluyentes. Esto se debe a que las pruebas toman bastantes días antes de dar resultados precisos. El Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) en Caracas está llevando a cabo la investigación.
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También trascendió que las autopsias realizadas a las víctimas determinaron que la bebida artesanal les causó daños en diferentes órganos: esófago (esofagitis eritematosa), estómago (pangastritis eritematosa), hígado (hepatitis reactiva), colapso pulmonar y daño del sistema nervioso central.
Los trágicos hechos iniciaron del 30 de diciembre al 1 de enero. Las personas pasaron fin de año bebiendo «muerte lenta». Para el primer día de 2022, presentaban dolor de cabeza y malestar general. Sin embargo, muchos hicieron caso omiso a los síntomas y siguieron bebiendo.
Las molestias continuaron hasta el miércoles, 4 de enero, cuando se profundizaron. Asimismo, sufrieron insuficiencia respiratoria, por lo que los trasladaron al Hospital de Chivacoa.
Los afectados no tuvieron mejoría en el centro de salud. Por lo tanto, los trasladaron al Hospital Central de San Felipe, en donde su cuadro se agravó y todos fallecieron.
